¿LO PERMITIRÁ ZAMORA CHINCHIPE Y EL PAIS?
Luis Corral Fierro
Pero un huracán sopla desde el paraíso y se arremolina en sus alas, y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Este huracán lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Este huracán es lo que nosotros llamamos progreso. (Walter Benjamin[1])
No puede haber mejor metáfora que la enunciada para describir el momento límite que se vive en la Cordillera del Cóndor. Mientras el huracán que sopla desde el paraíso, henchido de promesas de progreso y desarrollo, lo llaman minería responsable; el cúmulo de ruinas, que podría iniciar cuando el huracán haga realmente presencia, y se escuchen las primeras explosiones en uno de los sitios más biodiversos del planeta, lo llaman impacto social, ambiental y cultural. A partir de ese momento el proceso será irreversible: las ruinas crecerán hasta el cielo.
En el 2005, cuando conocí de la existencia de las concesiones mineras en la Cordillera del Cóndor, decidí hacer mi tesis de grado de economía sobre esta problemática. Pude conocer de cerca a la industria minera a gran escala, y sin haber leído a Benjamin, compare este tipo de actividad, conocida por la escuela de la geografía humana de Alemania como “Raubwirtshaft”, o economía de ave de rapiña, con el huracán, y la denominé economía del ciclón. La minería industrial es una economía de enclave, que como el ciclón, viene, llega, ocupa, se lleva todo lo que puede, destruye y se va. Es una industria que produce enormes cantidades de desecho y que demanda ingentes cantidades de insumos y energía, por esta razón es la economía que crea mayor desorden ecosistémico en el mundo. Que genera mayor entropía: acumulación de ruinas.
La metáfora de Benjamin es perfecta, no solo sobre lo que ocurre en El Cóndor, sino sobre el devenir de occidente, en un momento de desencanto, de impotencia y de alguna manera de horror para quien lo escribe (1938), de ver como el impulso irreversible de esta sociedad por el “progreso y la modernidad”, va dejando a su paso solo escombros, y ruinas. Es de alguna manera la mirada sobre el devenir, donde la posibilidad de la agencia humana, queda totalmente constreñida, en el marco de un totalitarismo ascendente. Nadie puede detener este paso veloz del tiempo que va dejando una estela de destrucción y amargura. Las palabras de Benjamin, sin embargo, son también proféticas si se considera que cuando lo escribió, si bien vivía el desencanto total con el proyecto de modernidad capitalista, expresado en el nacional socialismo de Hitler y el del socialismo real de Stalin, todavía ni imaginaba la devastación que generaría la civilización occidental durante el resto del siglo.
La conflictividad, en la Cordillera del Cóndor, y en toda la provincia, que enfrenta a supuestos “ecologistas e indigenistas infantiles” con empresas transnacionales y gobierno nacional, no es una tensión entre fundamentalistas y pragmáticos, entre radicales y moderados, en realidad se origina en una disputa de sentidos sobre la mejor opción de uso del territorio, atravesada por intereses y poderosas estructuras de poder:
Primero: Zamora Chinchipe es una de las regiones más ricas del país, tanto por su cultura y conocimiento asociado, como por su biodiversidad, recursos hídricos y minerales disponibles. Sin embargo la gran mayoría de los recursos minerales se encuentran en el subsuelo de los mismos territorios donde nace el agua, o donde se han formado estos mosaicos de biodiversidad y de usos asociados a lo largo de la historia. Esta condición biofísica y socio cultural, genera un conflicto entre usos potenciales. Minería o Agua, Minería o Biodiversidad.
Segundo: Sobre la Cordillera del Cóndor, territorio indígena y también mestizo de Zamora Chinchipe, sobrevuelan actores externos con intereses muy precisos y limitados: el oro, el cobre, el molibdeno y el secreto a voces: el uranio: porción mínima de toda la riqueza territorial, cuya explotación, como se ha dicho requiere movilizar ingentes recursos y generará impactos mayúsculos.
Tercero: Hay una asimetría de poder. Los recursos con los que cuenta la empresa y el estado, en términos económicos, como simbólicos - por el control de la propaganda - no guardan punto de comparación con los limitados recursos de los actores locales, la mayoría con una economía de supervivencia.
Lo que ocurre en realidad es una disputa de sentidos, o como lo plantea Raúl Zibich dos modos de estar en el mundo, dentro de una batalla desigual.
En principio, planteamos que el proyecto extractivista, de minería a gran escala, es el núcleo central del proyecto de modernización capitalista de la revolución ciudadana. Se ubica en ese paradigma de la historia de occidente, que parte de una noción lineal de progreso, donde se relieva, el crecimiento económico, y se soslaya las consecuencias, gran parte de ellas irreversibles, asociadas con la pérdida de los valores de uso: provisión autónoma de alimento, agua limpia, biodiversidad, territorios para la reproducción de las nacionalidades y culturas. Sacrificios irreparables que este vendaval traerá consigo.
Estaríamos entonces, siguiendo esta metáfora de Benjamin, en un momento de inflexión para los territorios de la Cordillera del Cóndor, que se resolverá en la medida de como se resuelva este proceso de ocupación, y por ende este conflicto de carácter estructural; en la actualidad estamos en un momento límite, en una frontera, donde el proyecto minero con toda su parafernalia publicitaria gana terreno
Benjamin, sin embargo nos advierte sobre la existencia de otra cara detrás de la promesa del crecimiento económico, y también habla pesimista de un ángel de la historia que no puede cerrar sus alas, frente al vendaval huracanado del progreso.
En este difícil contexto, un pueblo guerrero, shuar, mestizo, colono, defiende un proyecto de vida para la permanencia, que no está del todo clausurado y que desafía esta visión lineal de desarrollo.
Veamos en medio de una crisis civilizatoria, ecológica y económica, a escala global, que luces pueden darnos los zamorano chinchipenses y ecuatorianos a los ciudadanos del mundo. Confío que el ángel de la historia de Zamora Chinchipe y del Ecuador cerrará sus alas frente a los vientos huracanados y volará finalmente con la cabeza erguida como El Cóndor.
[1] Walter Benjamin filósofo, de la escuela de Frankfort, escribe en 1941 las Tesis de la historia. Tras de sus esbozos filosóficos sobre una nueva teoría sobre el tiempo y la historia, se esconde una crítica radical al paradigma de progreso de la sociedad occidental.
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